Te quiero.

sábado, 31 de diciembre de 2011

Un año

Un año, o tal vez, otro año más. Cierto es que en cada momento de este año me han pasado tantísimas cosas, que me asusta lo que pueda pasar el año que viene. Tantos momentos en los que no me he querido dar cuenta de lo que pasaba a mi alrededor, hasta que llegó ese alguien. Cosas que... quizás no terminaron como debieron terminar, pero que me sentaban bien, me hacían sentir bien. Quizás ahora ya no importen, pero en su momento fueron especiales. Y sería fácil decirte que a partir de mañana voy a hacer como si nada de esto hubiera pasado, pero por desgracia, o gracias a Dios, pero eran cosas demasiado simples, pero que eran la causa de mi vida, son la razón por la que ahora mismo estoy escribiendo. Y por las que ahora mismo encendería la luz de mi cuarto, abriría el cajón de la derecha de mi mesa, y cogería mi bolsa de Adidas. Metería un par de camisetas, tres pares de calcetines. Iría a la cocina sin que mi madre despertara, abriría el grifo, y llenaría una botella, la metería en mi bolsa y la cerraría bien fuerte. Abriría la puerta, y me iría, me iría donde fuese, para salir de esto, simplemente para no estar viviendo esto, cambiar. Echaría a correr calle abajo, gritaría, gritaría fuerte, gritaría muy fuerte lo que siento. Pero sé que no lo haré, tengo la seguridad de que no lo haré porque así no cambiaría nada. Porque eso no me ayudaría a afrontar nada, a darme cuenta de nada. Porque no se puede dar la espalda, lo que sí se puede hacer es ponerle una sonrisa al viento. Y quien de verdad te va a ayudar está cerca, es alguien que te quiere; y si te vas, ya no te podrá encontrar. Me quedaré aquí, otro año más. Pero este año será diferente, esta vez podré. Esta vez no habrá razón para querer escapar, este año las cosas van a cambiar.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Sin frenos

Abrázame. Debajo de un puente, en frente de un árbol, pegados a una farola, pero abrázame. Me rodeabas con tus brazos sin miedo a nada. Ya es hora, abrázame. Porque mientras me abraces podré seguir. Jugué con tus labios, te hice sonreír, te miré a los ojos a tres milímetros de tu cara. Bailábamos pegados debajo la noche. No le podré pedir nada más al cielo. Qué mejor regalo de Navidad que estar abrazada contigo un veinticuatro de Diciembre por la noche. Pero, entonces, abro los ojos, y estoy en mi cama, con mi pijama azul, el de siempre. Todo esto tan solo había sido un sueño. No me abrazaste, tampoco estuve a tres milímetros de tu cara. Nochebuena fue hace tres días y no estuve contigo, y no se qué prefiero, si seguir soñando o si abrir los ojos. La verdad es que en el fondo prefiero seguir soñando. Pero para qué me voy a seguir engañando con algo que nunca cambia. Para después abrir los ojos y darme de frente con la realidad, y cada uno de los golpes que me doy con la realidad, me matan, me desgastan. Y no es por ser dramática pero cada uno de estos golpes es un dolor tan fuerte, tan increíblemente grande que siento que mi corazón se parte. Me mata la ignorancia de algunos, el dramatismo de otros, y el pasotismo de aquellos que piensan que esto son cuatro chorradas. Sin embargo, me alegra la felicidad que veo en los demás cuando se enamoran por primera vez. Esos cosquilleos en el estómago, esa fuerza que te aprieta en el pecho y que no sabes describir cuando le ves. Todo eso es el amor. Es el verdadero amor. Luego vienen los problemas, casi siempre causa de las mentiras, empiezas a llorar a la vez que recuerdas, tu rostro no cambia. Piensas que no vale la pena maquillarse porque no hay maquillaje que te tape ese dolor, no vale la pena disfrutar de ti misma. No hay colorete que te alegre las mejillas ni rimmel que te resalte los ojos. Pero todo ello es durante algún tiempo... puede que te sientas peor que nunca, no encuentres a nadie que te entienda. Cuando estás rodeada de gente sacas tu sonrisa para que nadie se de cuenta de nada. Porque tú no quieres estropear la felicidad de los demás, prefieres que todo siga su ritmo, piensas que ya tendrás tiempo para llorar cuando estés sola.
Sigo aquí, tumbada en mi cama con mi pijama azul. En mi habitación, con la puerta cerrada, aprieto el botón verde de mi móvil para ver que hora es. Son las cuatro y media, no consigo volverme a dormir. Sólo pienso en lo que he vivido en este año, y me da un poco de pena que esto se acabe. A la vez me da alegría, porque el cambiar de año me hace pensar que paso página, que me va a ayudar a olvidar a aquel fracasado poeta que fue la causa de mi amargura en aquellos meses, tal vez fue también mi gran amor. Tal vez le siga amando, pero como bien dijo una vez, para él no soy nadie. Así que si la vida me ha regalado una historia, yo le regalo un punto y final. Tal vez me siga engañando una noche más, tal vez siga escribiendo su nombre en el espejo del baño después de ducharme, tal vez siga soñando otra noche más con que me abrazaba. Tal vez mienta al decir que es lo peor que me ha pasado, tal vez sea más mentira decir que no le amo que decir que él me ha amado. Pero tal vez sea verdad. Tal vez no soy nadie. Una chica que está en su cuarto un veintiocho de diciembre a las cuatro y treintaisiete de la noche que se deja llevar por el corazón, que no piensa, sueña, no anda, camina, no corre, vuela. Alguien que tiene miedo a enamorarse por miedo a sentir que se muere de nuevo, por miedo a encontrar a la persona equivocada. Miedo a no saber besar.
Y qué más decir, decir que el dolor es igual a fuerza, la fuerza te dará seguridad, la seguridad te regalará sonrisas. Y si sonríes es porque has conseguido ser feliz. La felicidad, no es eterna, es instántanea, dura durante segundos, minutos como mucho. La felicidad es cuando siente algo dentro que... puff sientes que te da igual todo, que nada importa, sientes que puedes gritar, que no te puedes quedar ni un segundo más en la silla, ni sentado en el sofá, ni encerrado en tu cuarto. Es algo diferente, algo nuevo, es... "magia". Es querer contagiárselo a los demás, es tener una fuerza para pintar todo de color sobrehumano. Es algo que no es eterno, es algo que hay que ganarse, es algo por lo que hay que luchar. Algo por lo que estarás con quien quieres de verdad, estarás con quien le importas. Pues la soledad no te hará alcanzar la felicidad. Y si alguien de verdad te quiere, le importará mas tu felicidad que la suya. No tiene por qué ser un amor. Quizás sea una amistad de verdad. De esas que puedes decir: " Es  mi hermana ". Tal vez sea tu hermana quien te ayude a encontrar la felicidad. A afrontar la inseguridad, a perder el miedo al amor, a gritar sin taparte la boca, a sonreír por donde quiera que vayas. A cerrarle la boca a quien te intente parar, y a amar sin frenos.

Ana.

Tiempo

Supongo que es mejor esperar, ver si el tiempo se pone de mi parte, aunque solo sea una vez. Ver si es verdad eso de que el tiempo todo lo cura. Aprender a olvidar, y saber lo que realmente es importante. No depender de otra persona, saber cuando de verdad le importas a alguien. Fijarte en los detalles. Dejar de ser débil, saber superar las cosas. Dicen que año nuevo, vida nueva no? Saber vivir sin algunas personas, caminar con la cabeza alta orgullosa de lo que he vivido y lo que me queda por vivir. No arrepentirse por nada. Lo escrito, escrito está. No hay marcha atrás, fui feliz, aunque fueran siete días, pero fui feliz. Demasiadas cosas he vivido para arrepentirme ahora. Caminaré con quien me quiera de la mano, lloraré si hace falta, pero lloraré a la vez que sonrío, no volveré a llorar en vano. No me arrepentiré de nada porque esto me ha enseñado mucho, me ha enseñado tanto que quizás tenga demasiado miedo a volver a enamorarme. Seré fuerte, y mi fuerza me dará seguridad. Tiempo... Supongo que el tiempo me ayudará a ser así, por lo menos es lo que quiero. Tiempo... Supongo que es lo que necesito, supongo que tiempo es mi palabra.

martes, 27 de diciembre de 2011

Te amaré

Te amaré, te amaré todos los días de mi vida, todos ellos. Aunque sea lo más difícil que haga, aunque tenga que esperar siempre. Te amaré porque cada paso que dé lo quiero dar contigo. Porque donde otros ven defectos yo veo tu perfección absoluta. Porque cada sonrisa tuya es mi felicidad máxima. Te amaré porque pensar en ti es igual a suspirar, porque verte es ver el cielo. Porque por más que intento olvidar esto, no puedo. Te amaré todos los días de mi vida porque desde que amanece eres la causa de mi distracción. Porque si estás cerca mi mirada se pone nerviosa, mis ojos se dirigen hacia abajo, aunque lo único que quieren es encontrarse con los tuyos. Mis piernas pierden la tranquilidad, empiezan a temblar, mi corazón bombea más fuerte, puedo oír sus latidos. Una presión sube desde mi pecho aferrándose a mis pulmones, a la vez que hace fuerza para salir. Porque solo me fijo en ti, mi reloj se para, el rumbo de mi vida me señala en tu dirección. Te amaré porque se te quedan cortas 325 veces tu nombre. Porque eres mi arte, y mi arte se escribe. Te amaré todos los días de mi vida porque si alguien me pide que te deje de amar, te amaré con más fuerza. Porque un día dejaste tu puerta medio abierta, nunca diste el portazo que debiste haber dado, porque por el hueco de esa puerta me enseñas la esperanza entre tus manos. Te amaré todos los días de mi vida porque en todos ellos soñaré contigo, porque cada vez que amanezca me despertaré contigo con la mejor de las sonrisas, incluso alguna mañana lloraré de la felicidad de estar contigo. Iré donde quieras, al fin del mundo si tienes ganas, solo tienes que susurrármelo. Te amaré porque me equivoqué al pensar que habías formado parte del ayer, porque tus ojos son la razón por la que vivo. Son lo que unía me cambiaron, y desde ese día mi camino cambió de sentido de una manera algo brusca. En apenas cinco segundos empezaste algo que hoy no ha terminado, hiciste que tus dos besos fueran lo que deseaba, hiciste que, en ese instante mi vida cambiara. Desde el momento en el que te vi no podía vivir sin ti, te echaba de menos y solo te había visto una vez. Porque sé que te amo y que nunca dejaré de hacerlo. Yo te amaré todos los días de mi vida, a cambio no te pido nada, solo que me abraces, que me beses, que me susurres que me quieres al oído, que me hagas sonreír cuando no quiera, y que me hagas cosquillas cuando esté dormida. Te amaré todos los días, de lunes a lunes, solo te pido que estés conmigo.
Amor, te quiero.

Ana.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Miedo

Sólo tengo miedo de no tenerte, miedo de no tener tus abrazos, miedo de dejar de verte. Por eso dime si me quieres, o dime si ya no lo sientes. Siento miedo de amarte demasiado, de pensar en tí cada segundo. Miedo por no saber si debo intentarlo, miedo por saber que mi única verdad es que te amo, miedo por pasar de dejar pasar el tiempo. Siento miedo de lo que siento, por eso no puedo decirlo. Siento miedo porque te quiero. Miedo porque cada segundo que no estás te echo de menos, miedo por no saber controlar lo que siento. Miedo por saber que por más que lo intente no puedes salir de ahí. Su forma de andar, su voz, su manera de hacerte feliz. Pero mirándole a los ojos me dí cuenta de que él es mi presente, de que él es lo que quiero, de que seguro que lo haré, seguiré pensando en tí.