Te quiero.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Sin frenos

Abrázame. Debajo de un puente, en frente de un árbol, pegados a una farola, pero abrázame. Me rodeabas con tus brazos sin miedo a nada. Ya es hora, abrázame. Porque mientras me abraces podré seguir. Jugué con tus labios, te hice sonreír, te miré a los ojos a tres milímetros de tu cara. Bailábamos pegados debajo la noche. No le podré pedir nada más al cielo. Qué mejor regalo de Navidad que estar abrazada contigo un veinticuatro de Diciembre por la noche. Pero, entonces, abro los ojos, y estoy en mi cama, con mi pijama azul, el de siempre. Todo esto tan solo había sido un sueño. No me abrazaste, tampoco estuve a tres milímetros de tu cara. Nochebuena fue hace tres días y no estuve contigo, y no se qué prefiero, si seguir soñando o si abrir los ojos. La verdad es que en el fondo prefiero seguir soñando. Pero para qué me voy a seguir engañando con algo que nunca cambia. Para después abrir los ojos y darme de frente con la realidad, y cada uno de los golpes que me doy con la realidad, me matan, me desgastan. Y no es por ser dramática pero cada uno de estos golpes es un dolor tan fuerte, tan increíblemente grande que siento que mi corazón se parte. Me mata la ignorancia de algunos, el dramatismo de otros, y el pasotismo de aquellos que piensan que esto son cuatro chorradas. Sin embargo, me alegra la felicidad que veo en los demás cuando se enamoran por primera vez. Esos cosquilleos en el estómago, esa fuerza que te aprieta en el pecho y que no sabes describir cuando le ves. Todo eso es el amor. Es el verdadero amor. Luego vienen los problemas, casi siempre causa de las mentiras, empiezas a llorar a la vez que recuerdas, tu rostro no cambia. Piensas que no vale la pena maquillarse porque no hay maquillaje que te tape ese dolor, no vale la pena disfrutar de ti misma. No hay colorete que te alegre las mejillas ni rimmel que te resalte los ojos. Pero todo ello es durante algún tiempo... puede que te sientas peor que nunca, no encuentres a nadie que te entienda. Cuando estás rodeada de gente sacas tu sonrisa para que nadie se de cuenta de nada. Porque tú no quieres estropear la felicidad de los demás, prefieres que todo siga su ritmo, piensas que ya tendrás tiempo para llorar cuando estés sola.
Sigo aquí, tumbada en mi cama con mi pijama azul. En mi habitación, con la puerta cerrada, aprieto el botón verde de mi móvil para ver que hora es. Son las cuatro y media, no consigo volverme a dormir. Sólo pienso en lo que he vivido en este año, y me da un poco de pena que esto se acabe. A la vez me da alegría, porque el cambiar de año me hace pensar que paso página, que me va a ayudar a olvidar a aquel fracasado poeta que fue la causa de mi amargura en aquellos meses, tal vez fue también mi gran amor. Tal vez le siga amando, pero como bien dijo una vez, para él no soy nadie. Así que si la vida me ha regalado una historia, yo le regalo un punto y final. Tal vez me siga engañando una noche más, tal vez siga escribiendo su nombre en el espejo del baño después de ducharme, tal vez siga soñando otra noche más con que me abrazaba. Tal vez mienta al decir que es lo peor que me ha pasado, tal vez sea más mentira decir que no le amo que decir que él me ha amado. Pero tal vez sea verdad. Tal vez no soy nadie. Una chica que está en su cuarto un veintiocho de diciembre a las cuatro y treintaisiete de la noche que se deja llevar por el corazón, que no piensa, sueña, no anda, camina, no corre, vuela. Alguien que tiene miedo a enamorarse por miedo a sentir que se muere de nuevo, por miedo a encontrar a la persona equivocada. Miedo a no saber besar.
Y qué más decir, decir que el dolor es igual a fuerza, la fuerza te dará seguridad, la seguridad te regalará sonrisas. Y si sonríes es porque has conseguido ser feliz. La felicidad, no es eterna, es instántanea, dura durante segundos, minutos como mucho. La felicidad es cuando siente algo dentro que... puff sientes que te da igual todo, que nada importa, sientes que puedes gritar, que no te puedes quedar ni un segundo más en la silla, ni sentado en el sofá, ni encerrado en tu cuarto. Es algo diferente, algo nuevo, es... "magia". Es querer contagiárselo a los demás, es tener una fuerza para pintar todo de color sobrehumano. Es algo que no es eterno, es algo que hay que ganarse, es algo por lo que hay que luchar. Algo por lo que estarás con quien quieres de verdad, estarás con quien le importas. Pues la soledad no te hará alcanzar la felicidad. Y si alguien de verdad te quiere, le importará mas tu felicidad que la suya. No tiene por qué ser un amor. Quizás sea una amistad de verdad. De esas que puedes decir: " Es  mi hermana ". Tal vez sea tu hermana quien te ayude a encontrar la felicidad. A afrontar la inseguridad, a perder el miedo al amor, a gritar sin taparte la boca, a sonreír por donde quiera que vayas. A cerrarle la boca a quien te intente parar, y a amar sin frenos.

Ana.

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